viernes, 18 de abril de 2014

Carta de Freud a Lacan, en respuesta al envío tesis de Lacan del caso Aimee. Data de 1933



Carrta enviada en 1933 por S. Freud a J. Lacan en la que le agradece el envío de su Tesis de doctorado en medicina, “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. (El caso “AIMÉE”). Freud le responde asimismo con una carta de 11 carillas en las que examina minuciosamente la tesis de Lacan.
CARTA DE FREUD A LACAN a propósito del caso Aimée.
Estimado Dr. Lacan:
Gracias por el envío de su tesis de doctorado. Leía con máxima atención, centrándome, conforme a su propia indicación, en el caso que el Señor denomina “Aimée”, sobre el cual se puede decir que ha sido estructurada toda la obra. Acerca de los deseos, entonces, haré algunos comentarios psicoanalíticos, los cuales indubitablemente, deberán tocar aspectos de la teoría, ya que ésta es, finalmente, la que hace hablar a los supuestos “hechos” (el Señor recordará, al respecto, el comienzo de mis “Pulsiones y sus destinos” cuyo manifiesto liminar continúo considerando válido) Este caso me interesó de sobremanera, teniendo en cuenta la observación incluida en mi “Schreber", en lo tocante con el mínimo de paranoia que un analista tropieza en su práctica habitualmente. Por eso es que, el Señor bien sabe, yo preferí centrarme en las Memorias del Presidente; con todo, parece que adoptando tal procedimiento – sin darme cuenta de esto a posteriori – hubiese llegado a un dato que su “Aimée” precipita como tal: Me refiero a la importancia del escrito en la paranoia, trasladada en su paciente tanto por la redacción de notas autobiográficas como de cuadernos, como por sus dos “novelas”. O sea que, el paranoico – coincidiendo en esto con el Señor… conmigo, en fin… ¿Con todos los que sentimos que debemos escribir? – no apuesta su dinero a verba-volent pero permanentemente a scripta-manent - tiene que coincidir con la aproximación que se produce entre el paranoico y el filósofo, porque en éste la intensidad de lo personal es tan destacada que hasta da su nombre al sistema – escrito – que a partir de él comienza – ¿Acaso todo filosofo no cree, a sabiendas o no, que su cosmovisión conforma el punto inicial del cosmos, con la consecuente derrota del caos? – Observe el Señor, que su propuesta ateniente a Aimée – o la de ella misma – procede con la misma rutina, en cuanto vehiculiza un “prototipo” inclusive una “observación primordial”, ¡Pequeña conquista la de Aimée!, ¡prototipo primordial!: con afecto, aludo como nuestra pequeña y oscura mucama consigue ser una nada pequeña Narcisa, que acapara la ocupación libidinal del inteligente – y por qué no, erudito – Doctor Lacan, convenciéndolo de su originalidad y su unicidad, y haciendo escribir, a su vez, respecto a ella. O inclusive, instándolo a sustentar, en el mismo sentido, que “toda tarea fecunda debe imponerse la tarea de monografías psicopatológicas tan completas como sean posibles”. Claro que el psicoanálisis, en tanto disciplina de las singularidades, debe velar por la atención al repudio de todo lo que no comporte una minuciosa escucha al paciente, ¿más cree el Señor, que una monografía completa – o exhaustiva – da cuenta o respeta este carácter singular? Mi obra testimonia que las historias que redacte no fueron “creciendo”, si tomamos como caso el de la joven homosexual.

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http://www.centrolacaniano.cl/biblioteca/carta-de-freud-a-lacan-a-proposito-del-caso-aimee-1933/

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