martes, 16 de diciembre de 2014

Festejo CEIP 2014

El sábado 13, después de las actividades de la mañana, el CEIP se reunió alrededor de una sabrosa parrilla a compartir y celebrar navidades y fin de año. Una agradable tarde soleada acompañó estos gratos momentos.
BUEN AÑO 2015!!!







                                                     
                                                     






domingo, 7 de diciembre de 2014

Resonancias y agradecimiento, Buenos Aires 2014. Por Silvia Macri

                                                     


Desde Chile
Resonancias y agradecimiento, Buenos Aires 2014

Una vez mas, como cada año y desde hace más de veinte años, gracias al trabajo sostenido por los colegas de la EOL y los invitados internacionales,  Buenos Aires se transformó  por una semana en "la capital del psicoanálisis "

Se sucedieron así, una muy interesante conversación clínica,  dos conferencias en universidades y finalmente las esperadas XXIII Jornadas Anuales de la EOL

En esta oportunidad, convocados por un tema no poco trabajado durante el presente año por las diferentes escuelas de la AMP: "lo femenino" y,  con la presencia de su nuevo presidente Miquel Bassols, el camino que se recorrió fue por demás variado, complejo y,  hasta por momentos, inquietante.

De partida,  Ana Ruth Najles, con la claridad de transmisión que la caracteriza, explicó cómo el parletre  puede experimentar dos tipos de goce, uno localizable, que se ubica entre simbólico y real, dejando el cuerpo  por fuera en tanto que imaginario  y, un  goce otro que no se acomoda al sentido, que no es patrimonio de ningún género en particular y que se ubica por fuera de lo simbólico, entre real e imaginario.

Luego Miquel, durante su conferencia que titulo: "Lo femenino entre centro y ausencia", entre otras cosas,  explicó que lo femenino no es lo mismo que la feminidad, que lo femenino es neutro y que va más allá del género. Se refirió también a la alteridad radical que representa el goce otro para cada sujeto en particular y mediante la comparación con la paradoja  de "Aquiles y la tortuga", aludiendo a los goces fálico y femenino respectivamente, nos permitió ver como además de ubicarse cada uno de ellos en una lógica diferente, la tortuga en la suya termina siendo "tortuga para sí misma". 

Por su parte, los testimonios del pase, además de dar cuenta de cómo  cada uno se las arregló con ese resto sintomático imposible de aprehender, nos invitan a pensar la posible articulación entre el goce opaco que queda como resto de todo análisis y el goce femenino como aquel del que la mujer nada puede decir y al cual solamente debe consentir

Feminidad, histeria, género, identidades sexuales, sexuación,  maternidad, locura, extravió,  estragos, nuevos goces, mujeres de hoy, fueron algunos de los múltiples temas que se abordaron  durante las dos tardes de intenso trabajo en las mesas simultáneas.

Con mucho afecto desde Chile damos las gracias a todos los colegas y amigos que hicieron posible este ya tradicional evento  que como cada año tuvimos  el gusto de compartir.

Silvia Macri

Directora CEIP

sábado, 6 de diciembre de 2014

Reflexiones en torno a las XXIII Jornadas de la EOL

Reflexiones en torno a las XXIII Jornadas de la EOL
Bordes de lo femenino. Sexualidades, maternidad, mujeres de hoy
Por: María Olga Herreros
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Escuchar un interesante trabajo de pensamiento psicoanalítico provoca  resonancias en el cuerpo, fue una fértil jornada de trabajo, en el campo de lo femenino. El significante resuena en los confines de una materialidad, que como tal funciona como litoral. El significante, literal, evoca ecos en el cuerpo.
Pasado un tiempo desde que Miller convocara a pensar lo real, un real, hoy nos encontramos en nuevos territorios, es otro el Goce Del Uno, más allá del Otro. El goce femenino. Un lugar abierto gracias a la lógica del no- todo. Un lugar rastreable  en sus iteraciones. Por un lado es un goce no- todo creador de nuevos horizontes, donde la condición necesaria a cumplir es servirse de la lógica fálica para no deslizarse al sin sentido de lo estragante, expresión radical de la pulsión de muerte, evidente por todos lados en nuestros días. El padre como acto en lo real, más allá del campo palabrero, se trata de otra cosa.
Como explicara claramente Ana Ruth Najles en su conferencia inaugural, Hay Uno del goce, el sinthome. El goce puesto en primer plano, goce del cuerpo del Uno. El signo produce acontecimiento de cuerpo: la lalangue introduce al goce formando un cuerpo.
Dos tipos de goce se configuran entonces para lo femenino. Uno localizado fálicamente, el otro un goce difuso, loco. Un goce privado de órgano, que no se acomoda en el sentido, un goce fuera del cuerpo. Se plantea entonces que este goce no es privativo de ninguna posición en particular.
El Otro goce  no es amigo de significante porque no hay relación sexual. Y el goce fálico, goce  preferido de la histeria y de la maternidad. En fin un interesante campo a investigar.

Continúa leyendo en:
http://www.centrolacaniano.cl/novedades/reflexiones-en-torno-las-xxiii-jornadas-de-la-eol-por-maria-olga-herreros/

martes, 15 de julio de 2014

La felicidad o la causa del goce. Eric Laurent

La Felicidad o la Causa del Goce. Eric Laurent (París)
Por jalvarez

Conferencia de clausura de las VI Jornadas de la ELP "La experiencia del objeto en la clínica psicoanalítica. Cuerpo y causa", celebradas en Madrid el 10 y 11 de noviembre de 2007.

El siglo XVIII hizo de la felicidad un objeto político. Así, en Inglaterra, Mandeville, con su fábula de la abejas demostró que los vicios privados de la Aristocracia contribuían a la felicidad publica. La felicidad privada tenía una función económica: vicio privado, beneficio público. Al contrario, en Francia, Saint-Just planteaba que la felicidad era algo nuevo en Europa, y sostenía que sólo la virtud privada podría contribuir a la felicidad pública. Hasta que la báscula de la revolución en el Terror marcó el impasse del hombre del deseo tal como lo concibió la Ilustración. Fue Freud el que permitió retomar las aporías de la Razón sosteniendo que la razón es una razón libidinal, criticando todo universal del Bien y mostrando la aporía de la búsqueda del placer que abre las puertas al más allá del placer. No hay un hedonismo apacible para el psicoanálisis.
Es el avance de la biología en el siglo XX y XXI el que va a tener consecuencias decisivas para la biopolítica moderna. Se franquea entonces un paso decisivo con el anuncio del descubrimiento de una nueva ciencia: la ciencia de la felicidad. Parece esta una contribución decisiva a la política de las emociones tan vibrante en el nuevo espacio público. Es Lord Layard, reformador social -director del Centre for Economic Performance at the London School of Economics, quien junto con Lord Davies y Anthony Giddens, convierten la London School en un laboratorio del new labour de Tony Blair- el que hace este anuncio en un libro publicado en 2005. Layard se hace conocer primero, proponiendo nuevas políticas de empleo donde se apunta a estímulos tanto positivos como negativos para reintegrar a los desamparados al trabajo y así sacarlos de la lista de beneficiarios del sistema. Su propuesta se concreta en flexibilizar los salarios y trabajar más tiempo. Esto conduce a la deconstrucción del estado del bienestar en nombre de una nueva definición de la felicidad.
Esta ciencia de la felicidad se basa en la economía como búsqueda de una medida adecuada de la actividad humana. Pero la medida nunca es la buena, por lo que se requiere mantener la conversación en forma permanente. Después de la Gran Depresión se comenzó a usar el PIB para medir la riqueza de los países. Pasado el momento de recuperación de la producción, se constato que este no es una medida ideal ya que no incluye, por ejemplo, lo que una economía contamina y no sólo lo que produce, caso de China en este momento. Se buscan otras medidas, pero como la economía se maneja en un campo de una racionalidad limitada, parcial y no total, muestra un agujero en su centro llamado A –tachada– por nosotros. El índice sería una suplencia que intentaría tapar este agujero.
Pero, ¿cómo se introduce la medida de la felicidad? Es por el cruce de dos corrientes: por un lado, la psicosociología, que busca medir la felicidad desde el final de la segunda guerra mundial en Estados Unidos. La guerra fue el momento de aceptación de las técnicas de psicología social en los EE.UU., en principio en el ejército. Desde 1945, el censo en los EE.UU., incluye una pregunta sobre el sentimiento de felicidad con encuestas de tres casillas donde las respuestas son: muy, moderado o poco feliz. Esto se extiende a Europa en 1974 estableciéndose un índice de la felicidad en el cual se incluye a toda la población. Se constata que este índice no se modifica cuando mejora al doble o al triple el PIB, como en Japón, estableciéndose alrededor de los 1.200 euros la unidad de medida a partir de la cual permanece estable. La deducción que hace Layard es que la riqueza no hace la felicidad y que tampoco el welfaremodifica el índice. De otro lado, la psicosociología se cruza con un cierto uso de los resultados de las neurociencias. Layard se apoya en los resultados de un laboratorio de la Universidad de Madison-Wisconsin que empezó por estudiar desde hace 25 años el efecto de los antidepresivos sobre las imágenes del cortex. Extienden su investigación a las imágenes que puedan tener un efecto positivo o un efecto depresivo. Actualmente se muestra al sujeto una imagen de un bebé feliz y se ve que es el córtex prefrontal derecho el que se activa y que lo hace el izquierdo cuando la imagen mostrada es la de un bebé monstruoso. Esto les permite deducir que hay una separación entre el pensamiento positivo y el negativo, rechazando la idea de continuidad, -como piensa el psicoanálisis-, entre el placer y el más allá del placer. ¡No! –dicen–, son cosas distintas.
También se comprueba, gracias a un investigador Richard Davidson -de la Universidad de Madison, Wisconsin- que la meditación budista tiene efectos en el córtex pues aumenta la actividad del derecho y baja la del izquierdo, controlando mejor sus emociones a través de la amígdala. Sería una técnica del futuro ya que permitiría controlar las emociones. Este experimento mostraría que es posible una separación –a nivel del cerebro– entre la felicidad y el malestar. Hay que notar que el método de medición está sostenido en imágenes, es decir, en lo imaginario, y es parecido al cognitivismo emocional de Antonio Damasio quien hace una cartografía cerebral de la alegría.
Con estos métodos lo que se pretende es borrar cualquier variación individual de lo que pueda significar ser feliz o estar alegre o desdichado. Al suprimir las variaciones, Layard puede sostener que descubrió una nueva ciencia porque tiene un objeto constituido, objetivable. Ya sabe que, a partir de un cuestionario, se va a afectar el córtex del sujeto, es decir, que hay coincidencia entre la declaración y el estado cerebral y, por lo tanto, con un cuestionario sencillo puede objetivar la felicidad de los sujetos con la certeza de una ciencia.
El problema es que este índice de felicidad no reacciona con las variaciones de la riqueza, ni con todos los cambios que se han producido en la cultura en los últimos 50 años. ¿Por qué hacer de un índice –que se comporta con una indiferencia tan grande a lo que varía–, una guía para las políticas públicas? Es extraño. Si la palabra alegría es objetivable, ¿cómo explicar las variaciones de lo qué es la alegría a través de las civilizaciones?
Esta indiferencia produce efectos perversos en la cultura, como lo que sucede en Bután primer estado donde se adoptó el índice de la felicidad como guía de la política, justificando así el desplazamiento de la población de origen Nepalí para mejorar la felicidad de los Butanis de origen.
Más cercano, Robert Putnam de Harvard, profesor de public policy quien se hizo famoso con su libro “Bowling alone”. Él constata en su más reciente estudio, y a pesar de su progresismo, que lo que mantiene la calidad del lazo social es la homogeneidad de una comunidad. La consecuencia de esto es que para mantener la calidad del lazo social habría que homogeneizar; reforzando de este modo el fracaso del melting pot norteamericano.
Por lo tanto: ¿hay que favorecer este índice de la felicidad y sus políticas? Hay una causa más profunda que está operando y es que se ha reemplazado la heterogeneidad de las causas del deseo por un índice único de la medida de la felicidad y que produce como tal un efecto perverso ya que deja en manos del experto que -con sus cifras- pueda imponer la felicidad a un sujeto: dice saber más que el sujeto, y entonces se permite forzarlo a una posición de goce en nombre de su felicidad.
¿Por qué estos aspectos al mismo tiempo indiferencia por un lado y reacción tan viva por el otro en el contexto comunitario? La felicidad tiene un aspecto imaginario ya que uno es feliz si tiene lo que tienen los demás. Es la variable que aísla Layard: la gente trabaja para tener lo mismo que el vecino. Esto implica un empuje al goce, el infierno hedonístico tal como lo llama la economía para la felicidad. ¿Cómo desanimar a los sujetos de esta adicción que no va darles ninguna felicidad más? Aquí interviene Layard diciendo que habría que subir los impuestos así no trabajan más y repartir las ganancias. El new labour no lo acepta. Pero, por otra parte, la felicidad frente a este aspecto hedonístico tiene una posición conservadora: cuando se usan otras variables, los más felices son los que están tranquilos, casados, siempre en el mismo oficio, que no cambian ni se mueven, en una homeostasis: la felicidad así definida es la homeostasis del placer, lo cual está de acuerdo con la teoría analítica.
Habría que entrar en diálogo con los partidarios de la política de la felicidad ya que al aplastar las dimensiones subjetivas bajo el concepto de felicidad, ignoran las paradojas de la razón libidinal freudiana. El placer, su más allá, el empuje superyoico al goce y el deseo como deseo de otra cosa, son cada vez dimensiones distintas que entran en conflicto y que cuando quedan bajo el significante-amo “felicidad” se pierde el rumbo, se pierde la complejidad de esta intrincación.
Al desconocer Layard esta intrincación y tomar en cuenta exclusivamente la contradicción entre el empuje hedonístico y el aspecto conservador de la felicidad, y preguntarse cómo hacer para mejorar el índice de la felicidad, es donde se le ocurre una sola solución: operar sobre la depresión que ataca al 16 por ciento de la población ya que tendríamos herramientas para resolverla. Así en su informe “The depression report: a new deal for depression and anxiety disorders” de junio de 2006, propone un gran abordaje de la depresión –más allá de los fármacos–, mediante terapias conductuales basadas en medidas parciales de laboratorio. Propone que con series de 16 sesiones a lo largo de cuatro meses, no sólo se conmovería la inercia fundamental del índice de felicidad, sino que se podría autofinanciár y desarrollar una burocracia enorme. Como los deprimidos así tratados podrían regresar a trabajar, lo que se gastaría en este Servicio Nacional de Felicidad, se ahorraría el más de trabajo de los sujetos tratados y el menos de beneficios del emparo. Para atender a toda la población haría falta doblar el número de psicólogos clínicos y de psiquiatras. ¡Gran alegría de estos en Inglaterra! Claro que el problema es pasar de las medidas de laboratorio tipo Davidson o Damasio a toda la población. Se han construido dos centros en Inglaterra para investigar esta propuesta con tratamientos protocolizados y con medidas computarizadas. Por el momento lo publicado en revistas especializadas como Mental Health en diciembre de 2006 no justifican esta utopía.
Podríamos constatar con ironía que estos centros de TCC son algo parecidos a los CPCT. Ellos son nuestros laboratorios donde se puede pensar que se aumenta el grado de felicidad del sujeto, tal y como vimos en los casos presentados por Rosa Godínez y Amanda Goya. No estamos en contra de afirmar la utilidad pública del psicoanálisis, pero sin perder la brújula de lo que es la causa del goce en cuanto se opone a una concepción ideal del Bien y sosteniendo la dimensión de la contradicción entre el placer y el goce, para desembrollar los efectos de las identificaciones y regular las invasiones del goce. No despreciamos la lucha de nuestro reformador social pues también nosotros ponemos nuestros aparatos para luchar contra el malestar, pero no queremos esta posición activo-sádica.
El problema es que en Europa la lucha por el empleo, las políticas del full employment, han producido efectos extraños como la multiplicación de categorías donde se distingue a los desamparados de corta o larga duración, los que trabajan pero se mantienen pobres, los que quieren trabajar en otras cosas y no pueden. Así que el trabajo no se encuentra más como objeto de una identificación sino de rechazo.
Si se quieren medir los resultados en la lucha contra la depresión en la estricta reintegración en este extraño mercado de trabajo, podemos pensar que tendremos categorías tipo de empleos adaptados a los distintos tipos de depresiones: larga o corta duración, depresiones resistentes, burn out por exceso de trabajo. El debate ya no sería sobre la flex security sino sobre la flex mood security: ¿cómo garantizarse contra la flexibilidad del humor?
¿Por qué Inglaterra aceptó las seducciones de la nueva ciencia de la felicidad? Depende de la particular relación que tiene la cultura inglesa con lo real: el empirismo ingles, a los ingleses les gusta no contarse historias. No les gusta el pathos de la política continental: acotar lo que se cuentan franceses, españoles, italianos, etcétera. Tampoco han conocido la derrota desde hace dos siglos y tienen una relación con el futuro muy particular. Esto incidió en la seducción de las terapias conductuales, con su ignorancia del pasado y su decisión de mirar hacia el futuro, sin considerar los efectos que tiene el retorno de lo reprimido y el retorno de las identificaciones que se revelaron como mentiras. Todo esto puede ser ignorado. Acotar el nivel de historia, de representación colectiva con el silencio de los expertos, para ellos puede entrar en esa perspectiva benthamista de una solidaridad común. Pero el silencio de los expertos es muy particular. Hay muchos tipos de silencio, no sólo el de los expertos: está por ejemplo el hacer callar a la voz superyoica.
Hacer la vida más digna y humana en el espacio retorico francés, español o italiano es más difícil que sólo hacer callar el debate público: se necesita una ley como en España sobre las consecuencias de la guerra civil o en Francia sobre la colonización. No leyes sobre la historia, no por decreto definir, sino leyes que tocan a identificaciones como las leyes sobre injurias antisemitas. Esto es parte del relato común que nuestro espacio de identificación permite. Las fallas del melting pot americano o en Europa el problema de los Balcanes, no se pueden arreglar con un índice de felicidad que aplastaría la consideración de lo que es la heterogeneidad de las causas del deseo que están en juego en estos espacios.
Nuestra política del psicoanálisis es convencer a nuestro partenaire, que es la civilización en la que estamos, que uno por uno podemos proponer una regulación o proponer en nuestros trabajos testimoniar de cómo en condiciones subjetivas precarias, de sujetos que no tienen la misma vinculación con el relato edípico o con la posición paterna, que incluye familias que no están en la felicidad, que tienen esta precariedad simbólica; podemos testimoniar cómo en los casos que fueron presentados, cómo sujetos muy frágiles, con identificaciones muy lábiles, pueden encontrar en un tratamiento de orientación psicoanalítica una forma de regulación del empuje al goce, de la paradoja hedonística que hace conectar el placer y el más allá de los efectos adictivos de los goces propuestos en nuestro espacio permisivo. Esto no se hace con incentivos autoritarios, ni sin tomar en cuenta los efectos mortíferos de dejar a un sujeto abandonado a su goce. Podemos dar cuenta caso por caso, pero podemos dar un paso más y ver cómo podemos transmitir esto pero de manera mas vectorializada, siempre uno por uno, no con instrumentos de evaluación que acortan toda historia posible –tipo cognitivo conductual–, pero sí a nuestra manera, proporcionar instrumentos más vectorializadores que nos permitan ser amables, no seductores, a la mirada de nuestro partenaire del siglo XXI, el estado actual de nuestra civilización.

viernes, 11 de julio de 2014


Cartel Clínica de lo femenino: estrago, superyó, goce femenino
 Resp. Rosa Lagos
Bibliografía sugerida:
Barros, M. La condición femenina. Grama. Bs.As. 2011
Brodsky, G. Clínica de la sexuación. Nel Bogotá. Serie enseñanzas  n° 4 2004
Brousse,M.H. El  superyó: Del Ideal hacia el objeto. CIEC, colección grulla. Bs As. 2013
Gueguen, P. Fin de análisis y sexuación. En. Entredichos. Caracas. Mayo 1998Morel, G. La ley de la madre. FCE MX. 2012
Indart, J.C. El estrago en la relación madre-hija y en la relación con un hombre.
Lacan, J. Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina. Escritos 2. S. XXI Mx. 1991
Lacan, J. Seminario Libro 20 Aun. Paidos
Laurent, e. Posiciones femeninas del ser. Ed. Tres Haches. Bs.As. 1999
Laurent, E. Hay un fin de análisis para los niños.
Laurent, E. Los objeto de la pasión.
Miller,J.A., Brodsky,G. y otros: Del edipo a la sexuación. Paidos. Bs.As. 2001
Miller ,J.A: >clínica del superyó. En: Recorrido de Lacan. Manantial. Bs.As.
Miller, J.A. Clínica de la posición femenina. En: Introducción a la clínica lacaniana. ELP. RBA libros. España 2006
Miller, J.A. Lógica de la cura y posición femenina. . En: Introducción a la clínica lacaniana. ELP. RBA libros. España 2006
Morel, G. Ambiguedades sexuales. Manantial. B.As. 2002
Sobral,G. Madres, anorexia y feminidad. Ed. Del Seminario. Bs.As. 2011
Solano, E. La sexualidad femenina y el fin de análisis. En: Entredichos 17. Caracas. Mayo 1999
Soler, C. Lo que Lacan dijo de las mujeres. Paidos. Bs.As.2006
Tendlarz, S. Las mujeres y sus goces. Colección Diva. Bs.As. 2002


miércoles, 11 de junio de 2014

Reseña de la visita de Fabian Naparstek a Santiago de Chile. P. Silvia Macri

​Reseña de la visita de Fabián Naparstek a Santiago de Chile 

Por: Silvia Macri
Directora Ceip


 En ocasión del Encuentro Psicoanalítico ALP/CEIP ambos grupos contamos este fin de semana con la visita de nuestro colega y amigo Fabián Naparstek. El viernes por noche en el auditorio de la universidad Católica y frente a un interesado y numeroso público de casi doscientas personas, Fabián dio una conferencia que llevo por título: "Las adicciones en la época del consumo". Fabián destaco allí las características del consumo en el "hiper modernismo" ligado a la velocidad y al sin sentido, que puede resumirse en las frases de los pacientes que afirman:"consumo porque consumo" o " consumo desde siempre" mostrando así tanto la falta de interés por la búsqueda de sentido como aquello que Miller denomina el "goce crudo" que intoxica la subjetividad. Agrego además Fabian que la toxicidad propia de la naturaleza humana, si bien es in eliminable, debe poder localizarse en algún punto de la subjetividad a fin de no resultar estragante. El día sábado Fabian continuo con el tema en un seminario sobre clínica de las adicciones y luego comentó doce trabajos clínicos que fueron presentados por asociados de ambos grupos. Este encuentro dio por resultado una "hiper" interesante experiencia de trabajo compartida, enfocada especialmente en la singularidad del caso a caso. Fue sumamente enriquecedor para todos nosotros escuchar las precisiones de Fabián respecto a los casos y sus articulaciones con la teoría. Cabe destacar nuevamente la presencia de un público de ciento cincuenta personas que después de casi diez horas de trabajo, no se levantaban de sus sillas al finalizar, como si aún quisieran seguir escuchando. Disfrutamos también de la compañía de Fabián en una entretenida cena con los asociados que como siempre permitió un afectuoso acercamiento no solamente con él, sino que por su intermedio también con la "escuela Una" Realmente quedamos todos inmensamente agradecidos y causados para continuar nuestra tarea.

jueves, 29 de mayo de 2014

Maria Olga Herreros: Consideraciones Psicoanalíticas en la Clínica con niños.

CEIP 
invita muy cordialmente a la Conferencia: 
CONSIDERACIONES PSICOANALÍTICAS EN LA CLÍNICA CON NIÑOS
Con
MARIA OLGA HERREROS

organizada por GEPSI

Lunes 30 de junio a las 11 hrs. en Universidad Santo Tomás



lunes, 26 de mayo de 2014

Ecos del Congreso AMP 2014 en Chile


Raquel Cors Ulloa
Por: Leyla Ramirez y Mariane Bruning
El sábado pasado, Raquel Cors nos ha compartido su experiencia del último Congreso Mundial de la AMP realizado en París. Inició su transmisión haciendo circular parte del material gráfico distribuido a los asistentes de éste y con este gesto, a la manera de la carta robada, nos hizo detentores de sus efectos.

domingo, 20 de abril de 2014

La crisis del incendio en Valparaiso: comentarios desde la perspectiva de la clínica psicoanalítica con niños

Apuntes de conversatorio  Escuela de Psicología  PUC sobre intervención en crisis  
La crisis del incendio en Valparaíso desde la perspectiva de la Clínica Psicoanalítica con niños.

Dirigido por: María Olga Herreros y Viviana Alfaro.
Transcripción: Paulina Urrutia.




Generalmente en la clínica, se atiende a una pregunta del sujeto, sobre un síntoma que insiste, se repite, no cesa de escribirse. En este sentido, lo traumático no es lineal, es particular a cada sujeto, y se trataría para Freud de un franqueamiento de la barrera anti estímulo del aparato. Un aumento  excesivo de tensión del aparato psíquico, que se torna tan fuerte que sobrepasa al sujeto, que entonces cursa esta experiencia  SIN PALABRAS, no es capaz de verbalizar. Por lo tanto, es posible considerar más riesgoso el caso de aquellos que no hablan de lo que ocurre, más que los que sí son capaces de compartir y hablar la experiencia. Decir “estoy angustiado” es ya poner distancia en la angustia que inunda al sujeto. Hay un sobre uso excesivo y coloquial de la palabra trauma. Para nosotros es el sufrimiento psíquico es el trauma que nos interesa.
En cuanto a posibles intervenciones, es clave considerar que abrir una esperanza o inducir altas expectativas, y luego desaparecer cuando se acabe este boom de voluntariado, sería peor para los afectados pudiendo constituirse en una re-traumatización. Por tanto, lo primero es evaluar el contexto, cuántos voluntarios hay que realmente se interesen en hacer un trabajo comprometido, a largo, o mediano plazo, explicitándose en el tiempo en que esto se acuerde. Considerar el relevo de voluntarios  cuando haya  ausencia de ellos, que progresivamente  ocurrirá cuando el furor de la ayuda termine.
Según Lacan:

 Necesidad  
Privación           
Tiene relación con las necesidades de hambre, frío, etc. Lo relacionado con el CUERPO.

Demanda                  
Otro             
Se refiere a escuchar qué se le pide al Otro, SITUAR qué demandas que se nos  harán se pueden efectivamente llevar a cabo y cuáles no.  
Mas información:
http://www.centrolacaniano.cl/biblioteca/la-crisis-del-incendio-en-valparaiso-comentarios-desde-la-perspectiva-de-la-clinica-psicoanalitica-con-ninos/


viernes, 18 de abril de 2014

Carta de Freud a Lacan, en respuesta al envío tesis de Lacan del caso Aimee. Data de 1933



Carrta enviada en 1933 por S. Freud a J. Lacan en la que le agradece el envío de su Tesis de doctorado en medicina, “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. (El caso “AIMÉE”). Freud le responde asimismo con una carta de 11 carillas en las que examina minuciosamente la tesis de Lacan.
CARTA DE FREUD A LACAN a propósito del caso Aimée.
Estimado Dr. Lacan:
Gracias por el envío de su tesis de doctorado. Leía con máxima atención, centrándome, conforme a su propia indicación, en el caso que el Señor denomina “Aimée”, sobre el cual se puede decir que ha sido estructurada toda la obra. Acerca de los deseos, entonces, haré algunos comentarios psicoanalíticos, los cuales indubitablemente, deberán tocar aspectos de la teoría, ya que ésta es, finalmente, la que hace hablar a los supuestos “hechos” (el Señor recordará, al respecto, el comienzo de mis “Pulsiones y sus destinos” cuyo manifiesto liminar continúo considerando válido) Este caso me interesó de sobremanera, teniendo en cuenta la observación incluida en mi “Schreber", en lo tocante con el mínimo de paranoia que un analista tropieza en su práctica habitualmente. Por eso es que, el Señor bien sabe, yo preferí centrarme en las Memorias del Presidente; con todo, parece que adoptando tal procedimiento – sin darme cuenta de esto a posteriori – hubiese llegado a un dato que su “Aimée” precipita como tal: Me refiero a la importancia del escrito en la paranoia, trasladada en su paciente tanto por la redacción de notas autobiográficas como de cuadernos, como por sus dos “novelas”. O sea que, el paranoico – coincidiendo en esto con el Señor… conmigo, en fin… ¿Con todos los que sentimos que debemos escribir? – no apuesta su dinero a verba-volent pero permanentemente a scripta-manent - tiene que coincidir con la aproximación que se produce entre el paranoico y el filósofo, porque en éste la intensidad de lo personal es tan destacada que hasta da su nombre al sistema – escrito – que a partir de él comienza – ¿Acaso todo filosofo no cree, a sabiendas o no, que su cosmovisión conforma el punto inicial del cosmos, con la consecuente derrota del caos? – Observe el Señor, que su propuesta ateniente a Aimée – o la de ella misma – procede con la misma rutina, en cuanto vehiculiza un “prototipo” inclusive una “observación primordial”, ¡Pequeña conquista la de Aimée!, ¡prototipo primordial!: con afecto, aludo como nuestra pequeña y oscura mucama consigue ser una nada pequeña Narcisa, que acapara la ocupación libidinal del inteligente – y por qué no, erudito – Doctor Lacan, convenciéndolo de su originalidad y su unicidad, y haciendo escribir, a su vez, respecto a ella. O inclusive, instándolo a sustentar, en el mismo sentido, que “toda tarea fecunda debe imponerse la tarea de monografías psicopatológicas tan completas como sean posibles”. Claro que el psicoanálisis, en tanto disciplina de las singularidades, debe velar por la atención al repudio de todo lo que no comporte una minuciosa escucha al paciente, ¿más cree el Señor, que una monografía completa – o exhaustiva – da cuenta o respeta este carácter singular? Mi obra testimonia que las historias que redacte no fueron “creciendo”, si tomamos como caso el de la joven homosexual.

Leer Más:
http://www.centrolacaniano.cl/biblioteca/carta-de-freud-a-lacan-a-proposito-del-caso-aimee-1933/

jueves, 10 de abril de 2014

Audio de Entrevista a Leonardo Gorostiza






http://www.radiolacan.com/es/topic/107/3

Entrevista a Gustavo Dessal

Entrevista a Gustavo Dessal: "La chispa de un deseo puede cambiar a un sujeto, a una comunidad, a un país". Télam (Buenos Aires)

01:43:00 , por jalvarez Spanish (ES)
El psicoanalista y escritor argentino Gustavo Dessal, exiliado en España desde 1976, de cara al próximo congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), refiere sobre algunos equívocos entre psicoanálisis y psicología, despeja cierto tono apocalíptico propio de la época y asegura que la supervivencia de su práctica sólo la asegurarán los mismos analistas, además de comentar algunos apartados del reciente volumen colectivo Un real para el siglo XXI.

El libro, publicado por las ediciones Grama y la publicación francesa Scilicet bajo la dirección de Jacques-Alain Miller, está compuesto por una cantidad de artículos o ensayos que o bien reformulan conceptos clásicos de la clínica lacaniana o bien introduce, por ese expediente, ciertas novedades de peso. Dessal nació en Buenos Aires en 1952.

Es analista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP). Publicó, entre otros libros, Principio de incertidumbreClandestinidadOperación Afrodita y Demasiado rojo.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam desde Madrid, donde reside.
________________
Télam: El psicoanálisis ¿cura o sólo es una máquina de producir psicoanalistas?
Gustavo Dessal: El psicoanálisis cura, y es también una máquina de producir psicoanalistas. Podemos decir que el psicoanálisis cura, siempre y cuando pongamos en cuestión lo que eso significa. Freud imaginó su invento como algo capaz de lograr que un sujeto cambiase una existencia miserable por una infelicidad admisible. Jamás consideró que el fin del análisis consistía en curar en el sentido médico del término, devolverle al paciente la salud, puesto que forma parte de la esencia misma del discurso analítico cuestionar de raíz los conceptos de salud, bienestar, adaptación, normalidad, etcétera. Es una de las razones por las que el psicoanálisis se distingue de la psicología. Freud -y Lacan rescató este postulado ético fundamental, que estaba a punto de desaparecer del movimiento psicoanalítico- construyó una teoría de la subjetividad basada en el escepticismo lúcido. No creía en el progreso ni en la superación. No albergaba la más mínima esperanza sobre el ascenso de la razón, y aunque era un hijo de la Ilustración, se encargó de subvertir todos sus valores. La forma en la que concibió la cura se nutrió de esa posición. La curación analítica es el resultado de una experiencia, una experiencia en la que la elaboración de saber no es un simple medio para lograr un fin, sino que es ya un fin en sí mismo. Conocer algo sobre nuestro inconsciente, desprendernos de la ingenuidad que nos hace creer que nuestro malestar depende de condiciones que son ajenas a nosotros mismos, asumir la responsabilidad de al menos una parte del sufrimiento que padecemos, forma parte de la cura.
El psicoanálisis no promueve la idea de que al final del camino nos espera la felicidad o la armonía, sino un modo diferente de habitar el desamparo, la soledad y la infelicidad de la condición humana. Una manera menos tonta.
Por supuesto, quiero dejar bien claro que esto no está reñido con el hecho de que un psicoanálisis debe aportar efectos terapéuticos que se traduzcan en un alivio sustancial a muchos de los síntomas que traban la vida de una persona. Pero partiendo de la base de que jamás alcanzaremos un equilibrio que no solo es imposible por definición (el conflicto es ineliminable) sino que supondría la disolución de lo que hace de un sujeto algo único, irrepetible. Y, como decía al principio, el psicoanálisis es también una máquina de fabricar psicoanalistas. Es, por así decirlo, la parte fundamental del proceso de producción. El psicoanálisis solo perdura en tanto existen analistas. Es una praxis, y no una filosofía, por lo tanto requiere practicantes que deben formarse en el diván, además de cultivar los textos de su disciplina (en lo posible de algunas otras también). El éxito del psicoanálisis, es, por encima de todo, su supervivencia, lograda a partir de que continúa fabricando psicoanalistas, psicoanalistas que deben -ellos sí- curarse definitivamente de algo: del deseo de curar.
T: Se habla del estadio del espejo. ¿Cómo pensar ese estadio en los niños ciegos?
D: A pesar de la importancia que Lacan le dio a la dimensión visual en sus primeras formulaciones sobre el estadio del espejo, hay que tener en cuenta que la constitución de la imagen del yo no es una experiencia empírica, puramente escópica. El espejo no es necesariamente un espejo real. Tengamos en cuenta que existen culturas que durante siglos no han tenido recursos ni técnicos ni naturales para observar el reflejo de su imagen. Ni en un ojo de agua, ni en un trozo de vidrio. Por otra parte, sujetos que ven perfectamente pueden padecer graves trastornos del yo y de su imagen corporal. El estadio del espejo es una fase que debe asegurar el modo en que lo imaginario se asienta en el sujeto humano, pero depende de una serie compleja de elementos. La vivencia de una imagen unificada del cuerpo requiere la intervención fundamental de la mirada, pero no tanto la del sujeto mismo, sino la del Otro, encarnada en particular por la madre, si tenemos en cuenta que la madre es para el psicoanálisis una función, y no una entidad biológica. Incluso un ciego puede tener la experiencia de sentirse mirado. La mirada es algo que se percibe en las palabras del Otro, en lo que dice y lo que no dice, en el lugar que su discurso nos ha reservado. En ese sentido, el valor que nuestro inconsciente percibe en el deseo de ese Otro primordial está interviniendo de forma radical, y entre otras cosas determina la constitución más fallida o lograda de la imagen del yo que, insisto, no se reduce a la captación visual de nuestro reflejo. De todos modos, lo dicho no invalida que los ciegos de nacimiento manifiestan en su mayoría trastornos importantes en el nivel de lo imaginario.
T: En la conferencia que dio Jacques-Alain Miller al cierre del congreso en Buenos Aires (y que abre este volumen), dice que a Lacan, la pasión por el nudo borromeo, le sirvió para llegar a esa zona irremediable de la existencia, la misma zona que Edipo en Colona, donde se presenta la ausencia absoluta de caridad, de fraternidad, la ausencia de cualquier sentimiento humano. Una frase como ésta, ¿no daría lugar a ficciones distópicas o apocalípticas? ¿Estamos viviendo en ese mundo?
D: Para Lacan, la referencia a Edipo en Colona, que encontramos en su seminario VII, La ética del psicoanálisis , tiene un propósito muy específico. No es el Edipo de Tebas, en el que Freud se inspiró. Es una obra en la que vemos a Edipo luego de que se le revelase la verdad. Ciego, desamparado, vaga a tientas por el mundo. Es la metáfora de alguien que, habiendo franqueado todas las barreras (ha cometido parricidio e incesto), entra en una zona en la que ya no hay nada. ¿Por qué Lacan se interesa en esto? Por supuesto, no se trata de que el analizante deba ser empujado a llevarse por delante los límites de la civilización, sino que, de manera estrictamente simbólica, y solo en el caso de que esté dispuesto a ello (un análisis solo prosigue hasta el extremo en que el analizante lo desea, o lo admite, o lo soporta) puede hacer la experiencia de alcanzar el fundamento mismo de su existencia: algo que carece de todo amparo, una soledad inaugural que no conoce atenuantes. Pero desde luego, el análisis no se detiene allí. No es una experiencia nihilista. Todo lo contrario. Atravesar esa zona tiene como función el despojarnos de las falsas ilusiones, de los espejismos de los ideales, y prepararnos para una nueva forma de apertura al mundo, un poco más advertidos de que existe algo que se llama lo real, lo que no se anuncia, ni se previene, ni se pronostica.
En la actualidad, existen dos grandes modos de tratar lo real: el modo que impone la ciencia, consistente en imaginar que lo real puede ser reducido por completo, que puede llegar incluso a eliminarse de la vida (la muerte, la enfermedad, lo imprevisible, la locura, y todas las formas de encuentros fallidos que podamos poner en una lista), lo cual conduce al retorno de lo peor, es decir, de un mundo en el que el deseo absoluto del bien universal provoca efectos iatrogénicos monstruosos y, por otro lado, ciertos autores que predican el apocalipsis, la idea de que la metáfora bíblica de Sodoma y Gomorra ya se ha realizado. Vivimos en un mundo que ha cambiado, pero creo que es un error tanto el ignorarlo como el suponer que nada ha quedado en pie. No comparto la idea de que caminamos hacia lo peor. Quiero decir que no comparto la idea de que eso sea algo nuevo. Siempre hemos caminado hacia lo peor (en definitiva es eso a lo que Freud llama la pulsión de muerte), pero no debemos desechar que existe otra cosa, algo que si bien no detiene eso por completo, al menos puede atemperar sus efectos: Eros. Supongo que a algunos les parecerá un término en desuso, pero yo no lo considero así. No me refiero a la creencia ingenua en el poder del amor, como en la época del flower power (que tuvo tanta dignidad como el Mayo del 68), sino a que el psicoanálisis no es una filosofía del pesimismo sin más. El psicoanálisis promueve el deseo, algo que está del lado de la vida. Y el deseo puede llegar a ser un arma increíblemente poderosa. La chispa de un deseo puede cambiar a un sujeto, a una comunidad, a un país, incluso a una era.
T: Uno de los apartados es sobre pornografía. ¿Qué es la pornografía para el psicoanálisis de orientación lacaniana en la época de la agitación de lo real?
D: No tengo una reflexión al respecto, e ignoro si en el psicoanálisis de orientación lacaniana hay una elaboración importante sobre este tema, que la invención de internet ha multiplicado de forma exponencial. Tampoco estoy seguro que hoy en día la pornografía cumpla un papel muy distinto al de antaño. Ha ido conquistando el mismo terreno que tantas otras cuestiones relacionadas con la sexualidad, y con el modo en que una sociedad admite determinadas prácticas. La tolerancia hacia la degradación es cada vez mayor. Lo vemos a diario en los medios, en los que la obscenidad ya casi no asombra a nadie. La pornografía es la demostración de que el deseo es en esencia perverso, en especial el deseo masculino. La imagen, y su tratamiento moderno gracias a las tecnologías de la red, la puso al alcance de cualquiera. Todo el que quiera puede buscar la forma de soñar con el goce que no existe. Antes no era fácil acceder a las fuentes de pornografía, hoy en cambio lo es. Lo que indudablemente tiene sus efectos en la clínica, o mejor dicho, en la forma en que la pornografía invade la vida cotidiana de la gente. Ya no es necesario que tu mujer te descubra en la cama con otra. Le basta con meterse en tu ordenador y ver las páginas que has visitado. Los pacientes hablan todo el tiempo de esos avatares. Pero no diría que el mundo está a punto de estallar por ese motivo.
T: Las toxicomanías, ¿pueden pensarse como una nueva religión?, ¿cómo sería eso?
D: No lo creo. El uso del tóxico ha variado mucho en las últimas décadas. Timothy Leary intentó fundar una religión con el LSD, y en cierto modo consiguió un número nada despreciable de adeptos. Una religión supone un lazo social, es un lazo social, sin ninguna duda. Y en ese sentido, los ‘60 y ‘70 representaron un intento de crear una suerte de religio en la que las drogas eran un medio para generar un sentimiento de lo común. Pero actualmente las drogas son la antítesis del lazo social. El toxicómano se entrega a un goce solitario, un goce que no está sostenido por ningún discurso ideológico. Se trata o bien de encontrar una satisfacción singular, que no se inscribe en el dominio del relato de la subjetividad, o es una defensa contra el goce invasivo de la psicosis. Las toxicomanías constituyen un síndrome muy complejo, que no admite una definición común. Existen sujetos que consumen sustancias o -si se admite la extensión del término- son adictos a ciertos comportamientos. Pero no creo que ninguno de ellos esté particularmente interesado en convertir ese rasgo en el componente de una religión.
T: ¿Por qué el speed dating es importante al punto de tener un apartado propio en este libro?
D: Desconozco la razón por la cual los responsables de este libro incluyeron esta nueva práctica. Supongo que, con toda razón, se trata de mostrar el surgimiento de fenómenos que muestran una variación de las costumbres eróticas y amatorias, producida entre otras cosas por el cambio actual de paradigma. La licuefacción del amor apuntada por Zygmunt Bauman fue el punto de partida para reflexionar sobre nuevas formas en las que los sujetos organizan y sustentan el lazo social. En una sociedad en la que nada es ya muy duradero -ni un trabajo, ni la permanencia en un mismo lugar geográfico, ni la vida en común, ni la unidad familiar-, es lógico que la vida sexual también se vea afectada. Las personas tienen cada día más el sentimiento de que deben adaptarse a una nueva forma de vida, en la que deben abandonar la expectativa de una continuidad, una solidez, una duración. Quien no se adapta a lo efímero, corre el riesgo de quedar excluido. Desde luego, todavía lo líquido convive con ciertos restos sólidos, pero es evidente que avanzamos en esa dirección. No se puede perder ni un minuto, y el speed dating es una fórmula adecuada para la gente que le da al amor el tiempo justo para una agenda en perpetuo cambio, y que además se resiste a renunciar a lo que considera como su realización personal.
La vida se configura como un enjambre de unos solos, como pensaba Lacan sobre el inconsciente al final de su enseñanza. Pero todavía existe el slow dating, aquellos que confían en la existencia de la relación sexual, y se esfuerzan por inscribirla mediante los usos clásicos, tradicionales. De momento, sostengo que la modernidad no ha logrado aún el reinado absoluto del cinismo. Tal vez lleguemos a eso, no lo descarto. Pero los psicoanalistas tenemos que cuidarnos de no ceder a la tentación de gozar del fantasma del apocalipsis.