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lunes, 25 de julio de 2011

CEIPress N°47 Julio-25 al 30- 2011


El próximo sábado 30 no habrá actividades********

Las actividades programadas para el 30 se realizarán el sábado 6 de agosto:

9:00 Reunión Carrusel: ¿Que es un niño para el psicoanálisis?
10:15: Reunión clínica: reunión RAP
12:15: Lecturas freudianas con Lacan

JUEVES  04 de AGOSTO 2011 20:30 HRS.
 Inicio Seminario:  CÓMO COMIENZA UN ANÁLISIS

RESEÑA ACTIVIDADES
En una estimulante jornada, el sábado 24 se llevaron a cabo las actividades programadas: Lectura de textos: Seminario Cosas de finura de Jacques Alain Miller, coordinado por Silvia Macri y a continuación el Grupo de Investigación, Cartel Ampliado: Clínica del objeto a, coordinado por Rosa Lagos.
Con entusiasmo recibimos a Raquel Cors, psicoanalista miembro de la AMP y de la Nel Caracas, quien enriqueció la discusión con el relato de su asistencia precisamente a la clase XV que dictara J.A. Miller en Paris,  y de la cual nos facilitó esta fotografía.
A continuación la reseña hecha por Marianne Bruning de ambas actividades:

Reseña de la clase XV de Cosas de finura

La clase, puntualizada por Martha Idrovo, comienza con la aclaración de que la finitud y el carácter acabado de la enseñanza de Lacan no debe ser confundido con el de una enseñanza terminada o caduca, por el contrario, Miller se refiere a la posibilidad de extraer las consecuencias del conjunto de esta enseñanza.
Luego, se trabaja la relación entre deseo y goce, siendo el deseo el que implica una negatividad esencial, es decir un menos, una falta, en oposición al goce que es siempre un más, un plus. Esto se traduce en términos clínicos, en la presentación del deseo como insatisfecho, con la formula, por ejemplo, de “el deseo es el deseo del Otro” y por su parte, del lado del goce es pensado desde la pulsión, que siempre se satisface.
A partir de lo anterior, se distingue en el deseo las variaciones cualitativas, que son del orden de la irrupción, de la ruptura, del corte, lo que implica una discontinuidad entre un hay y un no hay.  Mientras que en el goce, las variaciones son cuantitativas, del orden del más o menos.
Sin embargo, Miller establece que tanto en el goce como en el deseo hay continuidad, ambos son metonímicos.
Se trabaja la Spaltung, como el S barrado, en términos del sujeto de la enunciación y del sujeto del deseo. Pensado como sujeto de la enunciación, es el sujeto barrado por estructura, por estar dentro del lenguaje. Mientras que del lado del sujeto del deseo,  está barrado por la falta, que permite la circulación del deseo. Es a partir del sujeto de la enunciación, que se puede pensar al psicótico como un sujeto dividido, sujeto que habla. Sin embargo, no está dividido, en la medida en que no operó la castración sobre él. Es en este caso que no habría equivalencia entre el S barrado y el menos fi.
Por otra parte, se establece la relación del deseo con el decir, en la medida en que el deseo está articulado a los significantes, y es que en el mismo decir se produce un efecto de pérdida, de falta.
"Las palabras son siempre una fuerza que se busca fuera de uno mismo" Stendhal.
Se trabaja la relación del sujeto al Otro, pensado en la primera enseñanza de Lacan como Otro de los significantes, Otro que consiste, para luego aparecer como un Otro incompleto,  manifestación para el sujeto  de la falta en el Otro. Y en la última enseñanza, aparece la inconsistencia del Otro, caída del Otro, el Otro que no existe. Esto es coincidente con el fin de análisis, donde el sujeto está ahí con sus datos pulsionales, el Otro cae.
Finalmente, se trabaja el fin de análisis como la articulación del deseo a la pulsión, es decir se logra una insignia, un anclaje.  Goce y deseo se fijan, encontrando el deseo un anclaje con sus objetos pulsionales.
En el fin de análisis se produce una insignia que es la relación entre el objeto a y el sinthome ¿Cómo se produce esa articulación entre objeto a y sinthome? Y ¿Cuáles son los efectos de la articulación objeto a- sinthome?

Reseña de Cartel ampliado: Clínica del objeto a, con la lectura del Seminario de Graciela Brodsky dictado en Miami: "La clínica psicoanalítica y sus objetos". 

Con la lectura realizada por Luis Alberto Cayazzo se retoma la revisión del texto puntualizando el objeto a como aquel objeto no representable, ni imaginarizable, pero que sin embargo solo podemos saber de él en la medida en que se presenta. El objeto a es aquel objeto irreductible, que es presencia y ausencia a la vez. Es decir, en la medida en que aparece como goce, es presencia, pero por otra parte, el objeto a como vacio, como causa de deseo, es objeto en la medida de su falta, de su extracción, como ausencia.
El objeto a es una marca del fracaso de la operación paterna, el deseo de la madre, en tanto que mujer, no tiene respuesta. La metáfora paterna separa y despeja el goce del campo del Otro, esta operación tiene un efecto que es la extracción del objeto a, lo que permite la realidad normalizada, esto es susceptible solo en la medida de que opera la metáfora paterna, produciendo extracción del objeto a del campo del Otro.
Esto implica que hay castración del goce en el campo del Otro, hay como significar aquello que constituye el deseo del Otro, en la medida en que opera la metáfora paterna, esto implica que hay significación fálica. Aquello que se extrae del campo del Otro es el objeto a, es decir el lenguaje es lo que permite esa extracción produciendo el objeto a.
Aquí Graciela Brodsky trabaja al objeto a como insignificantizable, esto es como consecuencia de que el nombre del padre, no lo nombra todo, hay un resto que cae fuera de la significantización, hay un resto que no puede ser nominado por la metáfora paterna.


miércoles, 13 de julio de 2011

¿Qué vas a hacer para gozar más? Entrevista a Eric Laurent

13 de Julio de 2011

La pregunta de la época es: ¿Qué vas hacer hoy para gozar más? Entrevista a Eric Laurent* (París)

00:39:00 , por jalvarez Spanish (ES)
No todos los días un lacaniano habla sin límites. Por eso esta entrevista tiene algo de excepcional. Lo es, básicamente, porque Eric Laurent, psicoanalista francés, combina sus múltiples saberes para interpretar la sociedad más allá del diván. Laurent estuvo en Buenos Aires y dio una conferencia en el Instituto Clínico de Buenos Aires; presentó el seminario de Jacques-Alain Miller titulado Extimidad y se reunió con sus discípulos locales. Ex presidente de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, es uno de los psicoanalistas más prestigiosos del mundo lacaniano franco argentino.
Héctor Pavón: Las jornadas de la Escuela de Orientación Lacaniana que usted presidió en Buenos Aires llevaron como título “El amor y los tiempos del goce”. ¿A qué se refiere esta expresión?
Eric Laurent: Significa que el discurso amoroso se modifica a medida que algo de lo real se desplaza en la civilización. El goce es la palabra que designa el hecho. Alude al hecho de que para el sujeto parlante la experiencia del placer siempre incluye un más allá del principio de placer, como decía Freud. Es decir, uno se engancha con algo y puedo incluso pasar a una adicción con la comida, el sexo, el trabajo, la tele, la pantalla, el juego. Un modo de adicción que va mucho más allá del placer. Y es esta zona que designa el goce. Y como estamos en una época de post-liberación sexual, en referencia a la llamada liberación sexual que tuvo lugar en los ’70, y con la que hubo un cierto alivio del peso de las prohibiciones, estamos ahora en una experiencia que incluye esto y que nos da una cierta época de pornografía generalizada, más o menos chic, estetizada, con una oferta de representaciones del sexo mucho más amplia que lo que había antes. Así, el sujeto contemporáneo tiene que levantarse cada mañana preguntándose a sí mismo qué va a hacer para gozar más.
H. P.: ¿Y qué hace el sujeto ante semejante demanda?
E. Laurent: Al tener que decidir qué va a hacer para que su vida tenga más placer y más goce se desplaza el discurso amoroso que se vuelve una barrera contra los excesos del goce. Y a medida, precisamente, que existe este empuje superyoico, tipo “qué haces tú para gozar más”, cada vez que el sujeto está enfrentado con esto, para protegerse, el discurso amoroso viene a poner una barrera: que no se puede gozar del todo del objeto amado, y que hay una cierta barrera: la de la dificultad de reconciliar amor y goce, del pudor, la admiración, respeto.
H. P.: Eso también implica reinventar una época. Para el psicoanálisis, ¿esta época tiene un nombre?
E. Laurent: Es la época del otro que no existe; una cierta descreencia en el otro como tal. Y al mismo tiempo, surgen procedimientos de remiendos con cierto corpus moral o legal, o ética, en el cual se confunde o se mezclan el nivel de prescripción legal y de prescripción moral. Que son como estos procedimientos de remiendo del agujero que se ha generado.
H. P.: Usted hablaba del goce como adicción, o viceversa. ¿Allí entran síntomas sociales como los de la bulimia y la anorexia?
E. Laurent: Para que se produzca esta epidemia, primero hay que salir de la escasez, del hambre. Una vez que se sale de la necesidad, la pregunta es qué voy a hacer para gozar más. Inmediatamente dice que no hay que vivir para comer. Y vivir para comer puede ser también vivir para rechazar lo que te proponen comer. Karl Lagerfeld decía: “tenemos que exigir de la moda que tengan modelos que tengan un peso normal y no éstas anoréxicas”. Pero al mismo tiempo sostenía: “nadie quiere ver mujeres gordas”. Surge un conjunto de cosas que van desde las prescripciones médicas, dietéticas, el discurso de la higiene, la industria de la moda. Todo esto construye un circuito pulsional muy amplio, que va mucho más allá de lo que era completamente taponado por las prohibiciones, del modo de vivir tradicional.