Carrta enviada en 1933 por S. Freud a J. Lacan en la que le agradece el envío de su
Tesis de doctorado en medicina, “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. (El caso “AIMÉE”). Freud le responde
asimismo con una carta de 11 carillas en las que examina minuciosamente la
tesis de Lacan.
CARTA
DE FREUD A LACAN a propósito del caso Aimée.
Estimado Dr. Lacan:
Estimado Dr. Lacan:
Gracias
por el envío de su tesis de doctorado. Leía con máxima atención, centrándome,
conforme a su propia indicación, en el caso que el Señor denomina “Aimée”,
sobre el cual se puede decir que ha sido estructurada toda la obra. Acerca de
los deseos, entonces, haré algunos comentarios psicoanalíticos, los cuales
indubitablemente, deberán tocar aspectos de la teoría, ya que ésta es, finalmente,
la que hace hablar a los supuestos “hechos” (el Señor recordará, al respecto,
el comienzo de mis “Pulsiones y sus destinos” cuyo manifiesto liminar continúo
considerando válido) Este caso me interesó de sobremanera, teniendo en cuenta
la observación incluida en mi “Schreber", en lo tocante con el mínimo de
paranoia que un analista tropieza en su práctica habitualmente. Por eso es que,
el Señor bien sabe, yo preferí centrarme en las Memorias del Presidente; con
todo, parece que adoptando tal procedimiento – sin darme cuenta de esto a
posteriori – hubiese llegado a un dato que su “Aimée” precipita como tal: Me
refiero a la importancia del escrito en la paranoia, trasladada en su paciente
tanto por la redacción de notas autobiográficas como de cuadernos, como por sus
dos “novelas”. O sea que, el paranoico – coincidiendo en esto con el Señor…
conmigo, en fin… ¿Con todos los que sentimos que debemos escribir? – no apuesta
su dinero a verba-volent pero permanentemente a scripta-manent - tiene que
coincidir con la aproximación que se produce entre el paranoico y el filósofo,
porque en éste la intensidad de lo personal es tan destacada que hasta da su
nombre al sistema – escrito – que a partir de él comienza – ¿Acaso todo
filosofo no cree, a sabiendas o no, que su cosmovisión conforma el punto
inicial del cosmos, con la consecuente derrota del caos? – Observe el Señor,
que su propuesta ateniente a Aimée – o la de ella misma – procede con la misma
rutina, en cuanto vehiculiza un “prototipo” inclusive una “observación
primordial”, ¡Pequeña conquista la de Aimée!, ¡prototipo primordial!: con
afecto, aludo como nuestra pequeña y oscura mucama consigue ser una nada
pequeña Narcisa, que acapara la ocupación libidinal del inteligente – y por qué
no, erudito – Doctor Lacan, convenciéndolo de su originalidad y su unicidad, y
haciendo escribir, a su vez, respecto a ella. O inclusive, instándolo a
sustentar, en el mismo sentido, que “toda tarea fecunda debe imponerse la tarea
de monografías psicopatológicas tan completas como sean posibles”. Claro que el
psicoanálisis, en tanto disciplina de las singularidades, debe velar por la
atención al repudio de todo lo que no comporte una minuciosa escucha al
paciente, ¿más cree el Señor, que una monografía completa – o exhaustiva – da
cuenta o respeta este carácter singular? Mi obra testimonia que las historias
que redacte no fueron “creciendo”, si tomamos como caso el de la joven
homosexual.
Leer Más:
http://www.centrolacaniano.cl/biblioteca/carta-de-freud-a-lacan-a-proposito-del-caso-aimee-1933/
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