Agresividad y Violencia: Una Lectura de Ralph
el Demoledor[1]
Es común
que el periodismo nos ponga al corriente de una serie de hechos violentos, es
lo que se ha denominado la crónica roja que hace usufructo de cierta morbosidad
en el público. También es relativamente esperable que nos informe acerca de
sucesos bélicos que lamentablemente están ocurriendo de forma más bien
permanente.
Sin
embargo, quisiera partir comentando como en este siglo estamos cada vez más
rutinariamente asistiendo a unas formas de violencia que impactan tanto por su
radicalidad como por el efecto en cierta forma desorientador que producen en el
conjunto de nuestra sociedad. No hablo de los casos de perversión que siendo
impactantes, lo han sido desde siempre. Me refiero a fenómenos novedosos como
por ejemplo los tiroteos en escuelas norteamericanas. A pesar de que pasan ya a
ser un fenómeno común no deja de
sorprender que un chico un mal día se decida por asesinar a todos los de su
escuela.
Por su
puesto, frente a estos acontecimientos los expertos han venido desde el saber
psicológico y psiquiátrico con el afán de categorizarlos y administrarlos, sin
embargo la magnitud y recurrencia de estos revelan un desajuste radical entre
las categorías que promueven estas disciplinas y el objeto a clasificar.
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