miércoles, 16 de diciembre de 2015

Reseña De la sesión preparatoria al Xº Congreso AMP. Por: Alejandro Olivos.

RESEÑA DE LA SESIÓN PREPARATORIA AL Xº CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN MUNDIAL DE PSICOANÁLISIS


                                                    



« Les lundis de l’AMP, Vers Rio 2016 »
Sesión del 30 de noviembre del 2015 en la École de la Cause freudienne en París, animada por Laure Naveau, con la participación de Gérard Wajcman y Pierre Naveau.



Presentación del tema del Xº Congreso de la AMP

            Durante la sesión de clausura del IXº Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, que tuviera lugar en Paris en abril del 2014, Jacques-Alain Miller establece una especie de continuidad conceptual entre las reflexiones que animan los diversos encuentros de la AMP, al presentar en su conferencia L'inconscient et le corps parlant[1]El inconsciente y el cuerpo hablante— el tema del próximo congreso, a realizarse en Rio de Janeiro en abril del 2016:
“En su día revelé […] la disciplina a la que había optado por ceñirme en la elección del tema para la AMP. Van de tres en tres, dije, y cada uno destaca una de las tres categorías de Lacan cuyas iniciales son R.S.I. Tras El orden simbólico en el siglo XXI y Un real para el siglo XXI, cabría entonces esperar que lo imaginario ocupara el primer plano.
¿Bajo qué forma podría hacerlo sino a título del cuerpo? ya que en Lacan se encuentra formulada esta equivalencia: lo imaginario, es el cuerpo.”

            El cuerpo condiciona todo aquello que el registro imaginario aloja de representaciones: significado, sentido y significación, incluyendo la imagen misma del mundo. Es en el cuerpo imaginario donde las palabras de la lengua hacen entrar las representaciones, las cuales constituyen un mundo ilusorio a partir del modelo de la unidad del cuerpo. Estas son algunas de las razones a favor de que, para el próximo congreso, se aborde el tema del cuerpo en la dimensión de lo imaginario. Sin embargo, el cuerpo cambia de registro en la última enseñanza de Lacan, en tanto cuerpo hablante. ¿Qué es el cuerpo hablante? “Ah, es un misterio”[2], dijo un día Lacan.

Así como el cuerpo cambia de registro, el inconsciente recibe un nombre nuevo en el ultimísimo [le tout-dernier] Lacan. Se trata de un neologismo. No se traduce. En el texto de 1973 titulado Télévision, Jacques-Alain Miller interpela a Lacan acerca de la palabra inconsciente: "El inconsciente, ¡que palabra tan rara!", a lo que Lacan responde: "Freud no encontró ninguna mejor, y no hay que darle más vueltas"[3], admitiendo que el término es imperfecto y desistiendo de toda tentativa de cambiarlo. Sin embargo, dos años más tarde, ya había cambiado de opinión, si se da crédito a su texto Joyce le Symptôme[4], donde propone el neologismo en cuestión, del cual profetiza que reemplazará a la palabra freudiana inconsciente, a saber: el parlêtre. Esto no figurará en el cartel del próximo congreso, señala Jacques-Alain Miller, pero se tratará, de hecho, del parlêtre en tanto que sustituye al inconsciente, en la medida que analizar al parlêtre ya no es lo mismo que analizar el inconsciente en el sentido de Freud, ni siquiera el inconsciente estructurado como un lenguaje:
“Propongo que sea esta operación la que nos brinde nuestra brújula para el próximo congreso. Esta metáfora, la sustitución del inconsciente freudiano por el parlêtre lacaniano fija un destello. Propongo tomarla como índice de lo que cambia en el psicoanálisis del siglo XXI, cuando debe tener en cuenta otro orden simbólico y otro real, distintos de aquellos sobre los cuales se había establecido.”


Sesión Preparatoria al Xº Congreso de la AMP

La intervención de Pierre Naveau durante la velada del 30 de noviembre en la École de la Cause freudienne fue consagrada a la exploración de las resonancias de la conferencia de presentación del tema del próximo congreso, a través del comentario del siguiente pasaje de Jacques-Alain Miller:
“El cuerpo hablante habla en términos de pulsiones. Esto autorizaba a Lacan a presentar la pulsión siguiendo el modelo de una cadena significante. Nos recuerda que las cadenas significantes que desciframos a la freudiana están conectadas [branchées] al cuerpo y que están hechas de substancia gozante.”

Jugando con el equívoco que le permite la lengua francesa, a través de la homofonía entre raison y résonance  —razón y resonancia—, Pierre Naveau comienza su intervención señalando que, a la razón desde Freud, viene a articularse la resonancia desde Lacan. En la primera sesión del Séminaire XXIII: Le Sinthome, Lacan afirma que “es únicamente por medio del equívoco que la interpretación opera”[5], precisando enseguida que “es necesario que haya algo en el significante que resuene; es un hecho: la palabra tiene un efecto”. Lacan avanza entonces una aserción frecuentemente citada: la pulsión es el eco en el cuerpo del hecho que hay un decir. La pulsión, en el sentido de Freud, corresponde por consiguiente a lo que surge como resonancia, en el sentido de Lacan, de un decir en el cuerpo. Lo que se designa como pulsión indica, de este modo, que el cuerpo es sensible al decir en cuestión. Que haya algo en el significante que resuene, significa por lo tanto que hay algo, en el cuerpo, que responde. Esta correspondencia va de la mano con la resonancia. Lo que responde en el cuerpo, es lo que Lacan designa como la voz. Dicho de otro modo, la resonancia da una voz al cuerpo, el cual, por este medio, se pone a hablar: se vuelve entonces el cuerpo hablante.

Cuando Lacan afirma que no hay acontecimiento sino de un decir, se puede entender dicha afirmación en el sentido en que este acontecimiento es, de manera más precisa, un acontecimiento de cuerpo. A este respecto, resulta esclarecedor el comentario de Jacques-Alain Miller según el cual el acontecimiento de cuerpo es un acontecimiento de discurso que ha dejado huellas en el cuerpo. Este comentario, que data de 1999[6], se ubica en el momento en que Jacques-Alain Miller despliega la definición del síntoma propuesta por Lacan en su conferencia Joyce le Symptôme, a saber: el síntoma es un acontecimiento de cuerpo.

El cuerpo hablante sería entonces el cuerpo en el cual los acontecimientos de discurso han dejado huellas; esto es lo que constituye la singularidad del ser hablante. Dicha singularidad deriva, en efecto, de lo que sucede en su cuerpo, es decir de aquello que, de la historia de un sujeto, se escribe en su cuerpo por medio de huellas. Resulta pertinente recordar aquí la precisión que aporta Jacques-Alain Miller con respecto a lo que llama Biología lacaniana: “Las huellas en cuestión perturban [dérangent] el cuerpo”[7]. Ahora bien, sobre este punto, Pierre Naveau pone especial énfasis en el siguiente pasaje del comentario de Miller: “Estas huellas hacen síntoma en el cuerpo, pero solamente en la medida en que el sujeto en cuestión sea apto para leer esas huellas, para descifrarlas”. Por consiguiente, un acontecimiento de cuerpo hace síntoma a condición que haya, en el sujeto en cuestión, una aptitud para descifrar huellas, una capacidad para leer un síntoma. Pierre Naveau precisa entonces que el hombre no puede identificarse con el síntoma. Para poder identificarse con el síntoma, es necesario tener un psicoanalista. Como lo señalaba Eric Laurent, el psicoanalista forma parte del cuerpo hablante. Que haya un psicoanalista allí, y que por consiguiente, como se expresa Lacan, haya una interpretación que opere, ello permite que el eco en el cuerpo sea percibido, y que la resonancia pulsional sea escuchada. Sin embargo, para que esto suceda, es necesario, todavía, que dicha resonancia pulsional esté articulada, para así poder ser escuchada. La cuestión que se plantea entonces es, en efecto, la de la relación entre la pulsión y el significante.    

Esta cuestión constituye, de hecho, el hilo conductor de la intervención de Pierre Naveau durante la sesión del 30 de noviembre, quien se aboca entonces, para su elucidación, al comentario del pasaje previamente mencionado de la conferencia de Jacques-Alain Miller, L'inconscient et le corps parlant:
“El cuerpo hablante habla en términos de pulsiones. Esto autorizaba a Lacan a presentar la pulsión siguiendo el modelo de una cadena significante. Nos recuerda que las cadenas significantes que desciframos a la freudiana están conectadas [branchées] al cuerpo y que están hechas de substancia gozante.”

Cuando Lacan afirma, en el Séminaire XXIII: Le Sinthome, que hay algo en el significante que resuena, quiere decir con esto que el significante se conecta [se branche] al cuerpo, y que dicha conexión remite a la irrupción de lo que llama la substancia gozante, es decir, a algo cuya causa es, justamente, la contingencia del surgimiento, en el cuerpo, de la resonancia del significante. Se trata, en efecto, de causa, ya que Lacan, refiriéndose en su Séminaire XX: Encore a la Teoría de las cuatro causas de Aristóteles, sitúa el “significante como causa del goce”[8] —más precisamente: como causa material del goce—. La hipótesis que propone entonces Pierre Naveau es que la pulsión, la cual silenciosamente sigue su camino, encuentra en el síntoma, en tanto acontecimiento de cuerpo, la articulación significante cuyo descifrado posibilita su lectura. Es en este punto de anudamiento que adquiere todo su valor la expresión de Jacques-Alain Miller: leer un síntoma.

Así pues, el acto analítico adquiere todo su alcance en relación a aquellos acontecimientos de cuerpo que han dejado huellas, a menudo, imborrables. Desde este punto de vista, el psicoanálisis revela que el sujeto sufre, esencialmente, de cosas que le han sido dichas. He ahí un punto decisivo. Jacques-Alain Miller, habiendo justamente señalado que el sujeto, en efecto, está enfermo de ciertos enunciados, sostiene que la interpretación consiste en enviar anti-misiles calibrados para pulverizar aquellos enunciados de los cuales el sujeto sufre. La cuestión que se plantea entonces es la de cómo articular las dos vertientes que Lacan elucidó respecto de la interpretación, a saber, que es por medio del equívoco que ella opera, y que, por otro lado, tiene como objetivo aniquilar la fuerza destructiva de ciertos enunciados. Respecto de este punto, algunos de los testimonios de los AE —Analyste de l’École— han respondido a esta cuestión; la articulación de que se trata queda allí esclarecida de manera ejemplar: se produce entonces lo que Jacques-Alain Miller ha llamado un acontecimiento de pase.  


Establecimiento y traducción de Alejandro Olivos
Diciembre del 2015




[1] Jacques-Alain Miller, « L’inconscient et le corps parlant », in Le réel mis à jour, au XXIe siècle, Collection Huysmans, Paris, 2014 (versión castellana disponible en la página web de la AMP).
[2] J. Lacan, Le Séminaire, Livre XX: Encore ; Editions du Seuil, Paris, 1975, p. 118.
[3] J. Lacan, « Télévision », in Autres Écrits ; Editions du Seuil, Paris, 2001, p. 511.
[4] J. Lacan, « Joyce le Symptôme », in Autres Écrits ; Editions du Seuil, Paris, 2001, p. 568.
[5] J. Lacan, Le Séminaire, Livre XXIII: Le Sinthome ; Editions du Seuil, Paris, 2005, p. 17.
[6] J.-A. Miller, « Biologie lacanienne et événement de corps », in La Cause freudienne, N° 44, Paris, Février 2000.
[7] J.-A. Miller, « Biologie lacanienne et événement de corps » ; op. cit., p. 34.
[8] J. Lacan, Le Séminaire, Livre XX: Encore ; Editions du Seuil, Paris, 1975, p. 27.

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